17/05/2024 - Edición Nº2976

Politica

Apuntes

Una relación entre el fuerte descreimiento de la sociedad con los medios y la “casta” periodística

01/05/2024 10:00 | Los medios de comunicación no se salvan del descrédito social, y la gente no se equivoca a la hora de juzgar. Las corporaciones, y la casta que está atornillada en algunas organizaciones, también inciden en momentos críticos.


por Fabricio Moschettoni, editor de ImpulsoBaires / Twitter @FMoschettoni


Un estudio realizado por la consultora Zuban – Córdoba y Asociados fue lapidario al mostrar que solo el 14.2% de las personas mostró confianza en las empresas mediáticas.

Más del 80% de la sociedad no confía en los medios de comunicación y se les otorga una gran “incapacidad” para ponerle límites al gobierno de Javier Milei, según la encuesta “La tensa estabilidad de la Argentina libertaria” realizada por dicha encuestadora, presentada en un informe del portal “Somos Télam”.

En el estudio, realizado entre el 10 y 11 de abril a 1500 personas de todo el país mayores de 16 años a través de un cuestionario digital, se buscó indagar sobre la cuestión de la confianza en las instituciones del país y medir la percepción de la gente sobre la capacidad que tienen para ponerle límites al gobierno nacional.

Cuando se les preguntó a los encuestados sobre la confianza en las instituciones de la Argentina, un 80.5% contestó tener “desconfianza” en los medios de comunicación y tan sólo un 14.2% manifestó poseer “confianza” en ellos, mientras que un 5.2% dijo no saber.

Sobre los periodistas, los resultados fueron similares: un 79.2% marcó “desconfianza” sobre ellos, mientras que “confianza” obtuvo un 17.7% y “no sabe” un 3.1%.

“¿Quién cree usted que tiene capacidad o incapacidad para ponerle límites a Javier Milei?”, preguntó la encuesta y allí sólo un 28.3% respondió que los medios tienen “capacidad”, en comparación con el “incapacidad” que recibió el 63%, y por último, un 8.7% dijo no saber.

A los periodistas, un 50.1% les otorgó “incapacidad” para ponerle límites al gobierno nacional y un 43.6% les dio “capacidad”, mientras que un 6.4% respondió que no sabe.

El informe debe servir como disparador para replantear el ejercicio del periodismo, tanto como las políticas dentro de los medios de comunicación acerca de cómo problematizar el momento y de qué manera abordarlo para poder recuperar una credibilidad que se fue perdiendo paulatinamente, pero que hoy está en niveles preocupantes.

En el siglo XIX, el periodismo fue militante en casi todos los casos, y esa situación se prolongó por largas décadas. En Buenos Aires, como en las principales ciudades de la Confederación primero y de la Nación después, se multiplicaban las apariciones de hojas, periódicos y otras publicaciones que por lo general actuaban como voceros de algunos de los referentes más importantes, o de las corrientes de pensamiento que buscaban conducir la política.

Hacia el final de ese siglo, y sobre todo en el siglo XX, el periodismo se fue profesionalizando, y más adelante, a la gráfica se le sumó la radio, la televisión y las agencias noticiosas. Así quedó conformado el ecosistema de medios de comunicación que por lo general operó desde el poder, o contra el poder para ser parte, o ayudar a formar, una alternativa gobernante.

De todos modos, más allá de la historia, el periodismo y los medios en la actualidad tienen demasiadas deudas con la sociedad, y es tiempo de autocríticas. También, varias organizaciones periodísticas que son parte de una casta insatisfecha, que no quiere perder privilegios y que se aferra a sellos y corporaciones que no tienen ninguna utilidad a la hora de defender la actividad periodística, la libertad de prensa, o fomentar una adecuación de capacitación tecnológica para el momento.

Este último fin de semana, se dio el caso del Círculo de Periodistas de la Provincia de Buenos Aires, que terminó en un recambio de autoridades muy cuestionado por medios y periodistas de La Plata. La organización, que nació tres décadas después de la fundación de La Plata, hace tiempo que viene perdiendo sintonía con la defensa del periodismo, incluso en el último año solo pudo exhibir una cantidad de actividades sociales, asociadas con algunos eventos culturales pero muy alejada de la búsqueda de un periodismo mejor.

El tema, publicado por algunos portales durante el fin de semana, sirve como disparador para replantear en cuánto ayuda, o en cuánto perjudican algunas instituciones periodísticas al propio periodismo. No se trata de personas, sino de visiones que en muchos casos están invadidas por naftalina y telaraña, y no se han dado cuenta de que hace rato quedó en desuso la Remington o la Olivetti para dar paso a otra tecnología, incluso hoy al Chat GPT, a Copilot, o a otras herramientas de la Inteligencia Artificial.

Las castas no solo están en la política, sino que también se hacen muy presentes en el sindicalismo, en las instituciones públicas, y en el periodismo.

Es momento de deconstruir la realidad del periodismo y de la comunicación en términos generales, y de esa manera, mediante un análisis crítico, reacomodar ideas, actualizarlas, encontrar los errores y tratar de superarlos, y crear una nueva concepción de las prácticas comunicativas más fluidas y ligada a la vida cotidiana. A la vez, es tiempo de desarmar viejas estructuras vencidas y finalizar un antiguo régimen de corporaciones repletas de “vacas sagradas”.

Para reflexionar.